Madrid ha implementado un sistema de limpieza con cuatro niveles que varía según el área de la ciudad. El nivel más intenso, marrón, se asigna a calles y aceras que reciben el mayor servicio, mientras que el morado, el nivel más bajo, se asigna a aquellas con menor ensuciamiento.
El sistema ha generado controversia, ya que algunos grupos argumentan que favorece a los barrios más ricos. Un informe de Más Madrid encontró que los distritos más limpios también son los más ricos, mientras que los más sucios se encuentran entre los más pobres.
La ciudad defiende el sistema, argumentando que asigna niveles de limpieza en función de la intensidad de uso y el ensuciamiento. Sin embargo, las preocupaciones sobre la desigualdad persisten.
Además de Madrid, otras ciudades como Barcelona también adaptan la limpieza al uso y las necesidades de cada área.
**Conclusión:**
El sistema de limpieza de calles de Madrid plantea preguntas importantes sobre la equidad y la justicia. Si bien es crucial garantizar que las calles estén limpias, es esencial hacerlo de una manera que no cree o perpetúe las desigualdades sociales. Las ciudades deben trabajar para encontrar un equilibrio entre las necesidades de limpieza y la distribución justa de los recursos, asegurando que todos los barrios reciban un nivel adecuado de atención y mantenimiento.