¿Alguna vez te has preguntado qué le pasa a un atún cuando se le rastrea con una baliza? En un extraño giro de los acontecimientos, un equipo de biólogos marinos quedó desconcertado cuando la baliza de seguimiento de un atún rojo comenzó a transmitir desde una carretera de Birmingham, ¡a 340 kilómetros del océano!
El equipo había colocado la baliza al atún en el puerto de Plymouth. Inicialmente, parecía que la baliza se había desprendido y había terminado en una playa cercana. Sin embargo, todos los intentos de encontrarla fueron vanos.
Para sorpresa de los investigadores, la baliza volvió a transmitir, esta vez desde Birmingham. El equipo contactó a las emisoras locales y, poco después, un vecino llamado Brian Shuttleworth se puso en contacto con ellos. Shuttleworth había encontrado la baliza en la playa y la tenía en su poder.
Los investigadores recuperaron la baliza y ahora están ansiosos por analizar los datos que ha recopilado. La información sobre la ubicación, temperatura, profundidad y patrones de movimiento del atún proporcionará información valiosa sobre su comportamiento.
**Conclusión**
Este incidente demuestra la naturaleza impredecible de la investigación científica y la importancia de la colaboración. El entusiasmo de los investigadores y la ayuda del público en general condujeron a la recuperación de la baliza y permitieron que continuara su valiosa investigación.