Canarias, conocida por su impresionante naturaleza, enfrenta una alarmante amenaza para su rica biodiversidad: los gatos.
Un reciente estudio de la Universidad de La Laguna ha revelado que los gatos domésticos en Gran Canaria son responsables de cazar y matar un número alarmante de presas cada año. En promedio, un solo gato caza 27,5 presas anualmente, lo que equivale a más de 1,6 millones de presas en total.
Las víctimas incluyen mamíferos introducidos, reptiles endémicos y aves nativas, entre las que se encuentran numerosas especies en peligro de extinción. Según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, Canarias alberga 141 especies en peligro y 101 en estado crítico.
La gran población de gatos, estimada en unos 52.000 individuos en Gran Canaria, ejerce una presión significativa sobre los ecosistemas frágiles de la isla. Si bien los esfuerzos de conservación se han centrado principalmente en proteger a las plantas y moluscos, la amenaza que representan los gatos ha pasado desapercibida.
Para abordar este problema, se requiere un cambio cultural y la implementación de métodos éticos de control de sobrepoblaciones felinas. La Ley de Bienestar Animal establece pautas claras para el manejo responsable de los gatos, pero su aplicación sigue siendo inadecuada.
En conclusión, los gatos, que durante mucho tiempo se consideraron compañeros inofensivos, se han convertido en una amenaza significativa para la biodiversidad de Canarias. Para proteger la riqueza natural única de la isla, es esencial abordar el impacto de los gatos y promover prácticas responsables para controlar su población y mitigar su impacto ecológico.